Desbloqueas el móvil por algún motivo y, de repente, ¡zas! Sin darte cuenta acabas de revisar el correo, los cero mensajes nuevos de WhatsApp, los stories en Instagram, las menciones en TikTok y tres nuevos shorts en YouTube. Todo en 2 minutos. ¿Cómo ha pasado?
Maldita sea, ahora que había conseguido controlar en gran medida mis ratos de scrolling automático (esas veces en que vas a ver una cosa concreta y sin darte cuenta acabas pasando una hora viendo videos de leones persiguiendo a leopardos en la sabana africana), resulta que tengo otra afección: abrir y cerrar apps de forma compulsiva.
En demasiadas ocasiones me he visto abriendo y cerrando apps, una detrás de otra, como un auténtico yonki. Instagram, Whatsapp, TikTok, Youtube... Abre, revisa, cierra, abre, revisa, cierra, abre, revisa, cierra...

Si te suena y te hace sentir mal, como a mí, en primer lugar hay que aclarar que nos pasa mucha gente. A casi todo el mundo, diría. En segundo lugar, hay ser realistas: es una lucha muy difícil.
Allá por 2011, el ingeniero de Facebook Jeff Hammerbacher se lamentaba en una entrevista de la desgracia que era que tuviéramos a las mentes más brillantes de su generación dedicadas a pensar en cómo hacer que la gente haga más clics en anuncios. Trece años más tarde resulta que la cosa va a peor, porque ahora esas mentes brillantes, respaldadas por empresas con recursos prácticamente ilimitados, se dedican también a conseguir que dediques más atención a su app, que la abras más veces, más tiempo, con más interacciones, que busques cada vez más rápido tu dosis de dopamina.
En mi pelea personal con esto, he probado distintas estrategias que quería compartir.
Eliminar apps
Si puedes permitirtelo, es lo más efectivo, no cabe duda. Yo todavía estoy flipando por llevar 7 meses con la cuenta de Instagram desactivada, con la app desinstalada, y te juro que sin echarla de menos en absoluto. Me sorprende que algo que usaba TANTÍSIMO prácticamente ni se me cruce por la mente después de que mi cabeza, en solo unos días, se acostumbró a que ya no estaba ahí. Lo mismo con Twitter, aunque en este caso llevaba tiempo sin publicar nada y más desencantado con la red social.
La mejor opción es eliminar las apps que te generan malestar o conductas tóxicas. Puedes sustituirlas por otras apps con diseños más honestos, en las que el contenido no te lo genere y ordene un algoritmo, que no estén orientadas a capturar tu atención indiscriminadamente.
Ojo al "eliminar" cuentas, porque puede que tu @usuario se quede libre. Quizá sea mejor eliminar el contenido y desactivar la cuenta, para que no puedan jugar con tu identidad.
Usar una app de evitación
Si hay apps que no quieres eliminar, una forma de hacer el acceso a las mismas mucho más intencional es utilizar una herramienta como One-Sec. Eliges las apps que quieres que mantenga bajo control y, cada vez que vayas a abrirlas, saltará una pantalla previa que te obliga a tomarte unos segundos antes de decidir si realmente la quieres abrir, para qué y cuánto tiempo quieres usarla.
Yo estuve usándola unos meses y de maravilla, la verdad. Fue como ponerme unos ruedines a la bici, después de un tiempo ya me vi con fuerza para hacerlo por mi cuenta.
Recomiendo One-Sec por mi propia experiencia, pero imagino que habrá otras alternativas.
Hacer que no estén a la vista
Dejé los ruedines de One-Sec después de ayudarme a ser mucho más consciente de cada impulso para abrir esas apps. Con ese aprendizaje, ya podría simplemente quitarlas de la primera pantalla para evitar entrar a ellas como un robot. Al trasladarlas a la segunda pantalla, estaba creando un pasito intermedio, como una barrera para la conducta impulsiva. Pero... no fue suficientemente fuerte.
Para crear más fricción, probé a eliminar los iconos de las apps y así tener que buscar por su nombre cada vez que quisiera abrirlas. Esto hacía que tuviera que hacer un gesto hacia abajo para que saliera el buscador y teclear "Wha" para que apareciese el icono de Whatsapp, una barrera más fuerte que la anterior.
Estaba bien pensado, pero resulta que Siri parecía estar compinchada con ellas: nada más deslizar hacia abajo, Siri me mostraba "apps sugeridas", para abrirlas con un tap sin tener que buscarlas. Y adivina qué: las sugerencias que me hacía eran justo las cuatro apps que quería evitar, porque son las que siempre abría de esa manera.
Por suerte, resulta que hay una opción de Siri para desactivar esas sugerencias. Está en Ajustes → Siri → Sugerir apps antes de buscar
. Si la desactivas, ya no te sugiere apps y tienes un campo de búsqueda yermo y vacío frente a ti, que te obliga a escribir para buscar y encontrar una app. Esto sí que ha cambiado bastante la cosa, porque la fricción ya es mucho mayor.

Uno se siente un poco estúpido poniéndose trampas a sí mismo. Pero oye, llevo varias semanas probando con esta configuración y funciona. De hecho, descubrir ese ajuste de Siri ha sido el disparador para escribir este post.
Me encantaría saber si has probado otras estrategias o alguna configuración especial para combatir estas conductas. Puedes escribirme desde el botón un poquito más abajo. 😉
PD 1: sé que hay una "pantalla final" en iOS, al desplazar a la derecha, que muestra todas las apps aunque estén ocultas y organizadas por categorías. No sé si será por la clasificación que hace o por qué, pero yo nunca uso esa pantalla. 🤷
PD 2: ese ajuste de Siri es para iOS, pero imagino que existirá algo similar en Android.