Parece que va encajando. Hace tiempo me preguntaba si era solo cosa mía, pero a lo largo de este año he hablado con otras personas que sienten algo parecido. Hoy en día ya casi podría decirse que es una epidemia, que casi todas las personas lo hemos sentido en algún momento. Estoy hablando de la sensación de malestar después de pasar uno de esos ratos en el móvil. No para mirar una cosa, leer algo o escribir a no sé quién, sino esas veces en que entras por entrar y "el algoritmo" te engancha. Tap tap tap... deslizar deslizar deslizar... siguiente video siguiente video siguiente video... Seguro que sabes de qué hablo.
Ahora ya tiene nombre: podredumbre cerebral. Es el que ha elegido como concepto del año el diccionario británico Oxford. Me he enterado leyendo el boletín de Kloshletter y ahora ya puedo ponerle un nombre a la razón por la que decidí dejar Instagram y no tener cuenta en otras redes sociales. La podredumbre cerebral me afecta demasiado, suelo sentirme abatido físicamente y bajo anímicamente después de una sesión de scrolling sin sentido viendo cosas que no necesitaba ni quería ver.

Hoy en día, desde hace medio año más o menos, solo uso Mastodon de forma activa, un poquito de Bluesky (allí ahora hay gente de la que me había desconectado al dejar Twitter hace años) y Youtube para buscar reseñas de cosas o videos del tema que sea, siempre búsquedas deliberadas.
En Youtube también estoy suscrito a algunos canales, pero consumo el contenido vía RSS. Cuando Omar González o Roman Fox - por ejemplo - publican un video, lo veo directamente desde Reeder app, sin ni siquiera entrar al propio Youtube. Intento mantenerme alejado de los tentáculos de "el algoritmo". Y me está sentando de maravilla. 🙌
📸 Foto de Adrian Swancar en Unsplash.