Carta a Django

Te echo de menos. Llevo un año recordándote cada día. Nueve años siendo compañeros de piso, del día a día, de aventuras y de vida, no se olvidan fácilmente.

Te escribo desde Tenerife. Finalmente vinimos a vivir aquí en octubre del año pasado, tal y como lo teníamos planeado, ¿recuerdas?. Tú también tenías tu billete de ida a la isla. No sabíamos cómo íbamos a conseguir caber los tres en el coche cargado con todas nuestras cosas, pero algo se nos ocurriría. La verdad es que te encantaría esto. No paro de descubrir lugares e imaginarte conmigo, a nuestro lado. Tus cenizas las esparcimos aquí cerquita, en un sitio que hubiera sido uno de tus favoritos, con vistas para cotillear, espacio para correr y césped y sombrita para tirarte a descansar, señor dormilón.

Me siento muy agradecido y muy afortunado de haberte tenido a mi lado. Me enseñaste mucho. Muchísimo. Y lo sigues haciendo ahora. Gracias.

Pudimos despedirnos a lo grande, pero ojalá pudiera darte un abrazo más. Solo uno.

PD: Si quieres conocer mejor a Django, aquí hay un álbum con algunas fotos.