Si te fijas en las chimeneas de las casas en los pueblos de Los Pirineos, al menos en la parte aragonesa, verás que suelen tener alguna decoración justo encima de la misma y que muchas de ellas acaban en punta. ¿Sabes por qué?

Son... ¡espantabrujas! Hay todo tipo de figurillas, ornamentos y cruces pero, sobre todo, verás capirotes terminados en punta. Cuenta la leyenda que sirven para que las brujas se pinchen el culo al aterrizar en ellas para intentar entrar y que así no puedan acceder a la casa.
