«Ese tiempo concedido se nos pasa tan rápido y veloz que, exceptuando a muy pocos, al resto le abandona la vida durante los propios preparativos de la vida».
— Séneca. Sobre la brevedad de la vida.
Notas personales
Las disciplinas modernas de "gestión del tiempo" y de "productividad" están orientadas al cortoplacismo, a hacer la mayor cantidad de trabajo posible para poder hacer más trabajo.
El argumento de venta de "ahorrar tiempo" es una mierda. Una mentira. El tiempo no se ahorra, como dice Máximo Gavete. No queremos "ahorrar tiempo". Sabemos que no funciona así. Si tienes un microondas que te va a ahorrar tiempo, en realidad van a pasar dos cosas:
- Que el tiempo ahorrado lo vas a utilizar para trabajar más.
- Que te vas a poner nervioso y a enfadarte si el aparato tarda 5 minutos en vez de 2.
Un enfoque mucho mejor sería intentar hacer disfrutable y útil el tiempo que le vas a dedicar a algo.
La tecnología debería liberarnos tiempo para dedicarlo a cosas genuinamente humanas y disfrutables, pero en vez de eso las dedicamos a trabajar más. La carrera de la rata.
Diez herramientas para aceptar tu finitud:
- Adopta un modelo de «volumen fijo» en tu productividad. Dos listas de tareas, una que crezca sin límites pero otra cerrada que sean tus siguientes tareas con un máximo de diez.
- Aborda proyectos de uno en uno.
- Decide de antemano en qué ámbitos no vas a ser excelente.
- Céntrate en lo que ya has hecho, no solo en lo que te queda por hacer.
- Ponle foco a tu empatía. Caridad, activismo, política, sociedad...
- Emplea tecnología aburrida y que sirva para un único propósito.
- Busca la novedad en lo mundano. Atención plena.
- Sé un «investigador» en tus relaciones. Estimula tu curiosidad por los demás.
- Cultiva la generosidad instantánea. No dejes para después un impulso de generosidad.
- Ejercita tu capacidad de no hacer nada. Saber dejar que las cosas sean como son.