Con una sonrisa enorme, he recibido la confirmación de plaza para asistir al retiro de meditación Vipassana de Dhamma Neru. Será en octubre.
Lo hice hace un par de años. Bueno, más bien… lo intenté. Al sexto día mi cuerpo y mi mente no pudieron más, me dejé llevar y abandoné. Me fui a casa poniéndome la excusa del dolor corporal (sobre todo en la espalda) pero consciente de que la razón principal era un agotamiento mental. Subestimé el entrenamiento físico necesario para meditar 10 horas al día en sesiones de 1 hora. Subestimé el agotamiento brutal de permanecer “quieto” las 24 horas del día, sin poder hablar, sin ningún tipo de comunicación (de ningún tipo).
Como anécdota, recuerdo como si fuera ayer que, el tercer día por la tarde, después de 2 días aislado de todo el mundo y encontrándome de frente conmigo mismo, en uno de los breves descansos para dar un paseo por los jardines, me senté y me eché a llorar. Pero a llorar como un niño pequeño, con fuerza y con sollozos y mocos y lagrimones. Creo que no hubo una razón concreta, sino una acumulación de cosas que nunca había experimentado. Ahí empecé a sentir el enorme poder que podía tener ese retiro en mí. Fue en ese momento, y no antes, cuando comprendí que realmente podía conseguir grandes cosas en el retiro, que realmente podía descubrir y aclarar muchísimas cosas de mí mismo, conocerme mucho mejor. Y así fue.
El quinto día por la noche ya tenía claro que iba a abandonar. Al día siguiente asistí a las 2 primeras sesiones y tomé la decisión de irme definitivamente, recogí mis cosas, me devolvieron el móvil y las llaves del coche… y me fui del centro con una sonrisa de oreja a oreja. Me sentía completamente diferente a como entré. Me fui absolutamente renovado y con una cosa clara: iba a darme un tiempo para continuar entrenando por mi cuenta y, en cuanto me viera “fuerte”, volver a pedir una plaza para volver a hacerlo y terminarlo. Y ha llegado el momento. Después de 3 intentos para conseguir plaza, finalmente tengo una reservada para octubre de este año.
Qué es la meditación Vipassana
Según los textos antiguos, Vipassana es la enseñanza principal del Buda, practicada desde hace más de 2500 años y perdida durante un largo período de tiempo. Es una técnica de meditación que, al contrario que otros métodos, está destinada a trabajar en lo más profundo de nuestra mente. La meditación Vipassana busca entrenar la ecuanimidad desde la raíz de la mente para librarse de todos los prejuicios y “nudos” que se han ido creando a lo largo de nuestra vida, y poder observar, sentir y vivir las cosas como realmente son. Ni más ni menos, tal y como son en realidad.
Despojarse de las conexiones que hemos ido creando entre nuestra mente (consciente e inconsciente) y nuestro cuerpo es una gran liberación y aporta un gran conocimiento de uno mismo, permitiendo entrenar una capacidad de atención y de comprensión a un nivel muy diferente al que estamos estamos acostumbrados.
¿Budismo?
Yo no me denomino budista, no me identifico con ninguna religión. Y la meditación Vipassana tampoco. Es una técnica de meditación, simplemente. Está fuera de cualquier dogma o religión. Puede practicarla cualquier persona, independientemente de su raza, sexo, religión, etc.
Qué es el retiro Vipassana de 10 días
Los maestros de Vipassana, como el señor S.N. Goenka, llevan muchísimos años enseñando la técnica a sus alumnos. Según su experiencia, el retiro de 10 días es el formato mínimo para poder comprender e interiorizar realmente la técnica.
Como ya podrás imaginar, en realidad el desarrollo es continuo y necesita ser continuado, no acaba con el curso. El retiro es sólo un punto de partida. Cuanta más meditación se practique en el día a día, mejor. Pero hay que hacerlo bien, y este curso de 10 días permite aprender lo fundamental para continuar a partir de él.
El retiro consiste en una desconexión total del día a día para dedicar todo tu tiempo y toda tu energía a la experimentación y al aprendizaje de la técnica.
Hay un código de disciplina y una serie de normas básicas - muy exigentes - para asegurar el aprendizaje y la convivencia. Básicamente, no se puede hablar, escuchar música, leer ni escribir. Está prohibido tener cuadernos, libros, aparatos o cualquier cosa. Estás solo tú y tu ropa. No está permitido tener contacto con físico con ningún miembro del curso y tampoco tener ninguna actividad física ni ningún tipo de comunicación con el exterior ni con otras personas que estén en el retiro.
Se separa a los chicos y las chicas en dos grupos, los móviles (y cualquier otro aparato) se quedan fuera y se debe respetar el horario del curso, que incluye levantarse a las 04:00 de la madrugada para tener la primera sesión de meditación a las 04:30. A lo largo del día se asiste a las diferentes sesiones de meditación, guiadas por el maestro elegido para ese curso y siguiendo las enseñanzas del señor S.N. Goenka. Son unas 10 horas diarias de meditación.
No se paga nada, únicamente se pueden hacer donativos en caso de haber completado el curso, que serán dedicados a financiar futuros retiros para otras personas.
La comida es vegana y la preparan antiguos alumnos del curso que quieren colaborar. Sólo hay tres momentos en los que comer a lo largo del día:
- el desayuno a las 06:30,
- la comida a las 11:30 de la mañana y
- la merienda a las 17:30 (normalmente únicamente una pieza de fruta y té).
Por qué lo hago
Porque una vez que experimentas la meditación Vipassana, aunque sólo sea durante unos días, entiendes realmente su potencial. Antes de probar sólo la entiendes desde un punto de vista intelectual, puedes comprender que una práctica de este tipo seguramente conlleve ciertos beneficios, pero nada que ver con la realidad de experimentarlo.
Como decía antes, el retiro de 10 días es el formato recomendado para aprender los fundamentos de la técnica. La primera vez que lo intenté tuve que abandonar, sólo estuve 5 días completos y volví a casa muy cambiado. Mi familia, compañeros y amigos lo detectaron inmediatamente. Había cambiado mucho en cosas muy complicadas de explicar con palabras, que se traducen en tranquilidad, objetividad, apertura de mente y disfrute de las cosas que van ocurriendo, tal y como están sucediendo, tal y como son. Y eso que fue una formación “a medias”, aprendiendo sólo la primera parte.
Ahora, pasado un tiempo y mucho más preparado, quiero volver a intentarlo. Y, esta vez sí, completar el curso.